ES FÁCIL SER AMABLE

19 MARZO 2021

(Artículo publicado en «La Razón», el 14/03/2021)

Ser agradable es una cualidad muy preciada. Transformar en gratos los espacios de tiempo, aún minúsculos, que uno pueda compartir con los demás, es una virtud que llama a la puerta de muchas personas, sin que, paradójicamente, sean tantas las que terminen abriéndola. Y digo paradójicamente porque no veo por qué no debieran hacerlo de par en par, habida cuenta que la agradabilidad no puede perjudicar a nadie, sino sólo beneficiar tanto a quien la ejerce como a quien la recibe.

Está científicamente demostrado que las personas risueñas tienden a ser más longevas y a tener una mejor salud cardiovascular; también a ser menos propensas a la depresión y, directamente, más felices. Todo ventajas, vaya.

Lo bueno es que para adquirir esta condición no tenemos que estudiar. No hay que ir a la universidad, ni cursar un máster ni tan siquiera participar en un pequeño seminario. La amabilidad no requiere cultura; cualquiera, tenga estudios o no, sabe perfectamente lo que tiene que hacer para ser cordial y atento. Porque es muy fácil: basta con sonreír, saludar, mostrar agradecimiento, cruzar algunas palabras de vez en cuando y revelar un mínimo interés por lo que otro te cuente o por sus problemas. Con ello es suficiente para sacarse el título, sin perjuicio de que luego se pueda ir, además, a por nota, acumulando otras virtudes que pueden –y suelen– ir muy ligadas a la primera.

A partir de aquí, podríamos plantear un sencillo silogismo: si todos sabemos lo que debemos hacer para ser amables y ello no nos cuesta nada, cualquiera tenemos la posibilidad de serlo; y, con ello, de contribuir a la confortabilidad de la gente que nos rodea. Dicho así, queda muy bonito. Arcádico. Pero lo malo es que, a sensu contrario, la conclusión a la que debemos llegar es igual de rotunda y categórica, y es que quien no es agradable es, sin más, porque no le da la gana.

Triste y preocupante, pero de fácil solución. Porque ser amable no exige esfuerzo alguno. Ni estudios. Simplemente, ponerse a ello.

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