¿Nos adaptamos a los cambios?

15 OCTUBRE 2015

¿Nos adaptamos a los cambios? “¿A cuáles?” – os preguntaréis. Y yo lanzo la pregunta desde el punto de vista general; quiero referirme a la capacidad que tenemos de adaptarnos a las nuevas situaciones que nos toca vivir.

Por ejemplo, yo tuve que adaptarme a una nueva forma de vivir cuando me quedé parapléjico. Esto unos lo llevan mejor que otros: algunos asumen mejor su nueva situación, y se adaptan a ella de la mejor manera posible.

Pero también he tenido que adaptarme a nuevas situaciones no buscadas por mí, en otros ámbitos que nada tienen que ver. Y ello porque la dicotomía planteada – capacidad de adaptación o no – es aplicable a muy diversos campos. En concreto, hoy me referiré al mundo laboral, y ello a raíz de la historia que me contó no hace mucho un amigo, la cual me hizo reflexionar sobre esta cuestión.

Este amigo mío, tuvo que vender su empresa, con cincuenta trabajadores. Pudo “salvar los muebles”, por decirlo de alguna manera; pero estaba especialmente orgulloso y satisfecho de haber conseguido en la venta que todos sus trabajadores mantuvieran su puesto de trabajo (él no). La mayoría de los trabajadores reconocieron y agradecieron el esfuerzo realizado por su antiguo “jefe” (no es poca cosa mantener tu puesto de trabajo con la que está cayendo…), y se adaptaron – de mejor o peor grado, pero se adaptaron – a lo que viniera, a la nueva situación. Pero alguno le reprochó airadamente que no se le hubiera consultado si quería o no seguir en la nueva empresa, que mi amigo hubiera tomado una decisión así por él, etc. Le amenazó con demandarle, bla, bla, bla…

Esta historia me hizo pensar en la diferente actitud de las personas ante una situación de cambio. Y específicamente ante una situación de cambio laboral.

Imaginaos un escenario en el que estás trabajando de forma estable en una empresa y, de golpe y porrazo, te cambian de departamento en la empresa, o te asignan una nueva responsabilidad, o te envían a trabajar a otra ciudad (o a otro país), o te cambian el equipo de trabajo, o… ¡que incluso pierdes tu trabajo! Todos estos cambios te conducen a una nueva situación y pueden generar miedos o temores que, sin duda, deberemos gestionar. De Perogrullo es decirlo, pero la mejor arma para enfrentarse al miedo, a lo desconocido es, a buen seguro, la autoconfianza en las propias posibilidades. Con ella, la adaptación a toda nueva situación, la que sea, resultará, cuando menos, más sencilla.

Capacidad de adaptación – adaptabilidad – denota dinamismo frente a inmovilismo; denota valentía y denota también predisposición. La adaptabilidad te permite no sólo aceptar el cambio, sino también ir más allá y buscar en el mismo una nueva oportunidad, un nuevo reto o una posibilidad de crecimiento y mejora. Adaptarse o no adaptarse, es una actitud. Como ser grato o ingrato.

No sé qué fue finalmente del trabajador ingrato y problemático que achacó a mi amigo su – desde luego – bien intencionada acción, y rehusó adaptarse a la nueva situación; pero sí sé que su actitud ya indica que las relaciones con sus futuros empleadores tienen más visos de ser turbulentas que otra cosa. Como siempre, es cuestión de actitud. Y la actitud te marca en la vida… y no sólo en el trabajo.

Un comentario para "¿Nos adaptamos a los cambios?"

  1. Blanca - 22 octubre, 2015 (5:35 pm)

    Buen artículo!!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Buena actitud, mejores personas.
RESERVA TU CONFERENCIA