El Langui: una sonrisa a la vida
Hoy os quiero hablar de Juan Manuel Montilla Macarrón, nacido en Madrid en 1980. Seguramente este nombre no os sugiera nada; pero si os digo que es un rapero y actor que ha dejado su parálisis cerebral a un lado para disfrutar la vida al máximo, ¿sabéis a quién me refiero? Punto para quien haya pensado en “El Langui”.
“El Langui” es una persona polifacética, que se dedica a la música, la actuación, el humor y la escritura. Es compositor y rapero, integrante del grupo “La Excepción”, que en 2006 fue elegido el mejor grupo europeo en lengua española por MTV Europa; ha actuado en las películas “El truco del manco” (2008) – por la que ganó dos premios Goya, uno a mejor actor revelación y otro a mejor canción original –, “Torrente 4: Crisis letal” (2011), “Fuga de cerebros 2: Ahora en Harvard” (2011), “La cripta” (2012) o “Torrente 5: Operación Eurovegas” (2014). Actualmente participa en la serie “Chiringuito de Pepe”. También ha aparecido en “El club de la comedia”, colabora en el programa de radio “La noche es nuestra” (Europa FM) y es autor de tres libros: “16 escalones antes de irme a dormir” (2009), “Pan Bendito. Un barrio con mucha miga” (2010) y “Cómo ser un imperfecto feliz” (2014).
Vamos, que lleva un ritmo de vida bastante ajetreado. Pero como no se cansa de repetir, él es feliz con todo lo que hace. Se siente útil haciéndolo y eso, precisamente, es lo que le proporciona felicidad. Para él, marcarse metas y conseguirlas – o intentarlo al máximo – es el “pan nuestro de cada día”, ya que, desde niño, está acostumbrado a superar obstáculos, pues una falta de oxígeno durante el parto le provocó la parálisis cerebral que padece.
Sabéis que no soy amigo de hablar de las penas de la gente, sino, al contrario, de los aspectos positivos, tanto de las personas como de las circunstancias. Me gusta mucho más – muchísimo más, diría yo – tratar las discapacidades desde la naturalidad que no desde la compasión. Por eso, en el caso de “El Langui”, de su infancia no quiero destacar sólo todo lo que tuvo que superar (operaciones, estancias en el hospital, periodos de rehabilitación, etc.), sino también el gran papel que desempeñaron sobre todo su familia, pero también sus amigos, para ayudarle a salir adelante con su apoyo incondicional.
Realmente, la vida no se lo ha querido poner fácil; pero su respuesta ha sido siempre luchar contra lo que venga con una sonrisa permanente. Una persona con una sonrisa sana, natural, es una persona con sentido del humor. Puedes apostar a eso. Y “El Langui” tiene sentido del humor. Yo coincido con él cuando dice que “El humor nunca sobra. (…). El humor siempre es un buen hilo conductor para hacer el día a día más llevadero e, incluso, un buen arma para reivindicar”.
“El Langui” es esfuerzo, ilusión y superación; valores que trasmite a los que le rodean. Confiesa que no le molesta que le pregunten por su lesión cerebral y lamenta que le compadezcan. De hecho, las personas con discapacidad estamos bastante habituados a este tema: nos suele importar un pimiento – al menos a mí – hablar de nuestra discapacidad o de cómo nació; suele ser al revés: son los demás los que tienen reparo en tocar el tema, por si acaso nos podemos molestar o sentir incómodos (?).
Nuestro protagonista de hoy, por ejemplo, llama “imperfección” a su discapacidad y confiesa que “Las imperfecciones tienen su encanto, nos hacen muy nuestros, diferentes. Todos somos imperfectos. Lo importante es saber sacarles partido. Es lo que yo he hecho. Las trabajo, han ido evolucionando conmigo y me hacen sentir feliz”.